Soy una mamá, trabajadora, esposa, amiga y mujer, y... en más de una ocasión me hubiera gustado tener una hada madrina.

miércoles, 1 de junio de 2011

LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS EN LOS VALORES: UNA TAREA NO IMPOSIBLE PERO SI DIFÍCIL

Cuando aun no era mamá tuve que aprender a controlar las expresiones de mi cara y a que mi boca no se quedara abierta no ante los actos de algunos pitufillos sino ante las reacciones de sus progenitores. Muchas veces lo comentaba con amigas que ya eran madres (y las que no perdí o había echado de mi lado porque no podían entenderme) y no podía creerme las historias que me contaban sobre las actuaciones de algunos adultos cuando se referían a los niños. Ahora que soy madre, y estoy viviendo las tardes de parque o salida de colegio me las creo porque las vivo. Perdón amigas mías, siento haber cuestionado lo que me contabais, pero era increíble.

            Este año he podido observar que clase de adultos predominan nuestra sociedad, y que valores les están inculcando a los adultos del mañana.

Mi hijo vuelve en ruta del colegio, y cuando lo recojo, los días que hace bueno nos vamos al parque. Allí coincidimos con un par de compañeros de su curso. Uno de los niños es hijo, nieto y sobrino único, como otros tantos. Este niño tiene a ocho adultos exclusivamente dedicados a él. La base de la educación que le dan sus padres está basada en el sistema de refuerzo positivo llevado al extremo de los premios; es decir, "recoge los juguetes y de postre tienes helado", "comete todo y te compro el muñeco de Spiderman", etc...

Vaya por delante, que yo no me considero la mejor madre del mundo, es más, muchas veces solo intento sobrevivir como madre; pero sí creo que puedo opinar en la educación que reciben los demás cuando está afectando a la educación de mi hijo.

¿Qué ha ocurrido este año? que este niño se ha llevado la sorpresa de que su mamá se ha quedado embarazada y desde la tercera semana de embarazo, su mamá le empezó a comprar un montón de cosas que se vieron incrementadas unos meses después cuando supieron que el bebé era una niña. Claro, un niño que lleva cinco años de su vida siendo el centro de atención de siete adultos, con ese sistema de premios, y que siempre ha sido el centro de atención tuvo que enfrentarse a esa situación.

¿Cómo reaccionó el niño? pues pegando a los niños del parque incluidos sus amigos, y tratando de "demostrar" constantemente que él era el mejor. Ante este comportamiento, en el parque, los niños apenas jugaban con él y se quedaba apartado de los juegos.

Yo no sé cuál debería haber sido la actuación de los padres, pero creo que la opción que han elegido no es la más correcta, vosotros opináis: todos los días le han llevado un juguete nuevo cuando le han recogido en ruta favoreciendo  que fuese el centro de atención en el parque; y no me refiero a una pelota o juguetes de arena, estoy hablando de todo tipo de juguetes: disfraces, juguetes electrónicos, coches teledirigidos, todo tipo de superhéroes, etc. Los niños se iban con él para poder jugar con ese juguete (que lo dejaba a los amigos de forma discriminatoria sin que nadie dijese nada). Pero esta actuación vale un tiempo, no vale para siempre porque la actitud pegona del niño continuó. Cómo lo han resuelto los padres: llevando más juguetes nuevos para él y juguetes viejos para algunos amigos.

Por qué cuento esta historia, que es real: que ese niño y todos los que le rodean están aprendiendo que los amigos no se hacen y se mantienen cuidando algo tan fundamental como es la amistad; si no que los amigos se hacen y se mantienen comprándolos. Por qué he llegado a esta conclusión: porque los demás niños, incluido mi hijo, han comentado alguna vez a sus madres la necesidad de llevar juguetes al parque para que los demás niños jueguen con ellos.

Creo que no se puede vigilar a un hijo sólo para que no le peguen si no que también hay que estar muy pendiente de que él no pegue. Qué ocurre: que esto tan simple y tan básico no se aplica, y los niños campan a sus anchas entre sus amigos bajo la ley del más fuerte porque no hay ningún adulto que les corrija. Los niños cuyos padres se preocupan de que tengan un comportamiento correcto y no peguen terminan siendo el foco de atención de los demás pegones.

Hasta luego

Una mami en apuros

No hay comentarios:

Publicar un comentario