Ayer comencé a escribir un nuevo postcon el título ¡¡¡ Valores !!! Ese tesoro pérdido... pero los terrores nocturnos que padece mi hijo me impidieron terminar, por lo que solamente pude publicar su inicio. Es que en la vida hay que tener claras las prioridades, pero para ello hay que haber adquirido a lo largo de la vida unos valores (llamados morales por algunos, éticos por otros o religiosos; al fin y al cabo, todos sabemos a que nos referimos cuando utilizamos el concepto de VALORES.
¡¡¡ Valores !!! Ese tesoro pérdido.... Valores que desde que somos nacemos y nos vamos formando, algunos tenemos la suerte de que nuestros padres o tutores nos van inculcando. Cuando somos pequeñitos, se resumen en la diferencia entre el Bien y el Mal. Una definición muy simplista pero llena de complicaciones conceptuales y semánticas que éste no es el lugar de analizar (¿qué es el bien? ¿qué es el mal?). Admitiendo el transfondo simplista de esa definición, nada nos impide aplicarla a nuestras vidas cuando somos adultos, entonces ¿por qué somos pocas las personas que la aplicamos?
Un movimiento como el 15-M era necesario para despertar a la sociedad: ya era hora de que nuestros jóvenes (y no tan jóvenes reaccionaran). Y a pesar de que sus reivindicaciones sean, o fuesen loables en su momento, creo que ahora ellos mismos se han dotado de vacio moral para continuar. En qué sentido, en que han caido en lo simplón de echar la culpa a los de siempre: políticos, bancos y empresarios... y que no han posido o no han sabido buscar razones de peso para poder dar el siguiente paso.
A nuestros jóvenes se les ha olvidado o no han sabido ver el auténtico problema de fondo y que está en todas sus reivindicaciones: la falta de valores que parece predominar en la actualidad a la sociedad española.
No estoy en absoluto de acuerdo con ellos en que los políticos españoles lo llevan haciendo mal desde hace treinta años. Me niego a aceptarlo, máxime cuando en el año 1975 se dio fin en este país a una dictadura y en los siguientes años, de manos de los agentes sociales y también de nuestros políticos, se consiguió consolidar en España una democracia en la cual todos los españoles tuvimos que aprender a vivir, y además lo hicimos con ilusión. En ese período no existía CEOE ni Sindicatos (pero que eran necesarios para el dialogo social y se formaron rápidamente), existían varios partidos políticos, de ideologías muy enfrentadas (recordemos que no existía el Partido Popular si no que era Alianza Popula, en el cual la fugura de Manuel Fraga, ex-ministro de Franco, era fundamental; se legalicó el Partido Comunista, estaba UCD, etc.) y todos ellos fueron capaces de sentarse a dialogar con un actitud positiva y dispuestos a tomar las medidas necesarias para salir de la fortísima crisis económica de los años Setenta. Ese gran acuerdo de consenso socio-político al que se llegó en 1979 se conoce como los PActos de la Moncloa. Y es una lástima que los hayamos olvidado.
La pregunta que cabe plantearse es por qué lo hicieron: porque lo importante no era el interés particular de unos pocos, si no el interes general de todos los españoles. Todos renunciaron a mucho, todos cedieron y TODOS GANAMOS. La sociedad española estaba dispuesta a renunciar y a hacer sacrificios para conseguir un mundo mejor. Y la siguiente pregunta que me surge cuando pienso en todo ello, es por qué nuestros padres y abuelos estuvieron dispuestos e hicieron esos sacrificios, y la única respuesta que se me ocurre son los valores. No es que ellos tuvieran unos valores distintos, sino que simplemente, tenían valores. No todo valía.
Hasta luego
Una mami española en apuros
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